Con el ecograma en la mano y el bolso de ella, con dos
libros insertos se bajan del taxi y de nuevo piden una silla de ruedas. Ella se
monta en la silla y el toma el control. Sube por la rampa, y toma rumbo al área
de maternidad.
Sabe que su hijo está vivo y que con el ecograma en
mano, lo más probable es que a ella la dejen. Va dispuesto a esperar lo que sea
necesario. Tiene algunas monedas y algo de sencillo, tiene un libro. Esto le
permitirá distraerse un rato.
Ella ingresa a la sala de maternidad y el se queda
afuera. Se acerca a la máquina de refrescos ubicada al lado de acceso al área
de camas para parturientas. Inserta cuatro bolívares en monedas y selecciona
una Coca~Cola. El sonido de la lata cayendo en el espacio reservado para su
retiro induce al preocupado papá a agacharse, retirando la lata. Con su camisa
limpia la orilla de esta, la abre y toma un sorbo, mientras camina buscando
asiento para la espera, con su libro en mano…
Abre el libro en la página marcada y comienza a leer.
Luego de un rato, decide caminar hasta emergencia para informar a sus cuñados.
Va y regresa.
Sigue leyendo. Pasa una y otra y otra página. Procura
concentrarse en el libro, para distraerse de la espera. Pasado un largo rato,
le informan que su esposa tuvo un sangramiento, producto posiblemente de un
desprendimiento de placenta, pero que debido a la condición del feto, de lo que
dice el ecograma y de los resultados del examen de los galenos, lo mejor es que
se vaya a su casa. Debe tener reposo absoluto. Solo tiene autorización para
levantarse al baño y a comer.
Ambos escuchan detenidamente. El baja, busca la silla
de ruedas de emergencia, que previamente había regresado a su sitio. Retorna y
ella se sienta en el armatoste. Ambos bajan, preocupados, concientes de lo
complejo de la situación, pero esperanzados, pues el bebé sigue con vida.
Al salir, ya son casi las tres de la mañana. Llaman un
taxi a la línea que los había atendido previamente y este llega con prontitud.
Los cuatro toman rumbo a la casa de la Limpia. Debido a la hora, Ángel
le recomienda a Miguel que se quede en su casa, cosa que Miguel acepta
gustosamente.
Al llegar a la casa, el la ayuda a bajarse, la
acompaña hasta el cuarto de el frente y la asiste mientras se acomoda. Asiste a
su cuñado, le dice donde puede dormir, y ambos, Miguel y Daniela suben al
cuarto de sus hijos. Ambos, a pesar de la hora se conectan a Internet y se
distraen un poco navegando por la red.
EL se cambia de ropa y se asea. La ayuda a ella a ir
al baño, pues en todo el trajín vivido, ella estuvo vestida con bata de dormir,
así que solo tuvo que ir al baño.
Sigue sangrando, lo cual la preocupa en demasía. A él
también.
Ambos tratan de consolarse, y se acuestan en la amplia
cama del cuarto principal, el cuarto de sus padres. Como pueden, dejan que
Morfeo tome el control y ambos se entregan al reino del viejo dios.
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