Comenzó como un día cualquiera de un desempleado
cualquiera. Ángel se levantó temprano, se aseó, se preparó un café y encendió
el televisor para ver las noticias. Un rato después, fue al computador a
revisar ofertas de empleo… administradores de… o representantes de venta.
Ninguna de las dos ofertas son su campo, además que piden experiencia que el no
tiene y otros requisitos que no cubre, entre ellos la edad y vehículo propio.
Para las 19:00 (7PM) tenía estimado un taller sobre
NO-VIOLENCIA en un apartamento. Como cada vez que va a dictar un taller, se
pone a revisar desde temprano lo que requiere para este… material de apoyo,
listas de asistencia, copias para entregar, equipos a llevar, videos a
presentar.
El taller se lo sabe de memoria, pero cada grupo es
diferente, por ello, antes de cada taller, debe tomarse por lo menos una hora
para él. Relajarse, drenar energías, para no llevar molestias a cuesta, ni
rabias expuestas. Se imagina algunas preguntas, se imagina algunas propuestas
subidas de tono, y trata de buscar respuestas adecuadas.
Dependiendo del aspecto de su barba, se afeita o no.
Para él la barba no es una molestia, es parte variante de mi aspecto. Cuando
comienza a molestarle de verdad, en esa etapa en la que produce escozor (picazón),
en esa etapa se afeita. Ese día su barba estaba algo larga, así que decidió
afeitarse. Ha aprendido a la fuerza que para la mayoría es muy importante la
apariencia, así que he ajustado algunas de sus costumbres. Dependiendo del
grupo, lleva botas de seguridad o zapatos. El grupo a atender ameritaba por su
nivel social un ajuste de su apariencia común. Elege zapatos, en vez de las
acostumbradas botas.
Yacque no estaba en disposición de acompañarlo. La
situación económica, aunado a su embarazo estaban haciendo peso, y prefirió no ir.
Además, no tenían con quien dejar a los niños, cosa que complicaba
significativamente todo.
Sala de la casa rumbo a la sede de la ONG en la que hace vida política…
Sociedad en Acción. Cree fervientemente que la participación en ese tipo de
espacios hará posibles los cambios requeridos, en los que vive pensando.
Llega a la sede, conversa un rato con el Sr. Antonio y
su esposa, e ingresa a la oficina. Toma algunas copias revisa algunas cosas y
sale caminando de la sede. Decidió no gastar en taxis. Los fondos no eran muy
elevados, y necesitaba una pequeña reserva. Camina por toda la Av. 17, Rafael María Baralt,
en sentido al centro, buscando llegar a la librería Cultural, en la que
necesita comprar algunas cosas.
Al ingresar a la librería, en un mesón grande a la
derecha, se encuentran un montón de libros en oferta. Uno de tantos llama su
atención. “Assassini”. Lee la parte posterior de mismo, y lo engancha. Verifica
su precio… 10 BsF. Se dice a si mismo que si puede, y lo paga. Regresa en
autobús a su casa, sabiendo que ese libro reposaría un buen tiempo, esperando
“su momento”.
Se alista, coloca las cosas cerca de la puerta de
salida, se baña, se arregla. Llama a Pietro y este le comenta que va a llegar
un poco tarde debido a compromisos laborales. Eso significaba tomar taxi, y
tomar taxi a esa hora significa calcular tiempos y considerar tráfico.
Necesitaba salir a más tardar a las 18:30.
Cuando iba saliendo, Yacque muy preocupada le comenta
que estaba manchando. Enseguida se recuerda del fin de semana. Le pregunta que
si estaba manchando mucho, y le dice que estaba manchando (ni mucho ni poco,
manchando).
- Negra, recuéstate, reposa, cualquier cosa me llamas.
No le dio la importancia que tenía. Asoció el
sangramiento con el esfuerzo del fin de semana, pero no asoció el mismo con las
consecuencias. Tenía que cumplir con el compromiso con la lucha, y se olvidó de
su verdadero compromiso, su compromiso con su hijo en camino…
El taller se desarrollo con normalidad. Pietro llegó
un poco tarde. Durante el descanso, se comunica con Yacque para ver como se
sentía. Le dice que bien.
Como en casi todos los talleres, hay un asistente que
o sabotea o tiene problemas para controlar su ansiedad. En ese taller, las dos
cosas se aplicaron al mismo individuo. Esto hizo que el taller se extendiera en
tiempo un poco. Más tiempo lejos de la casa.
Cuando el taller terminó, Pietro le da el aventón
hasta su casa. Llega algo cansado, y como siempre, se sentó frente al
televisor, a dejar que las imágenes lo distrajeran de lo que lo atormentaba, el
silencio de la gente, su indulgencia e indiferencia. El saber a donde van, y
donde están, y el no tener las condiciones económicas mínimas necesarias.
Yacque se levantó de la cama, y le sirvió un té frío. Ángel
le pregunta que si había seguido manchando. “Sí” fue su respuesta. Un “coño”
vino a perforar su mente.
Conversan un rato sobre como le había ido en el
taller. Los comentarios de rigor… El
grupo en realidad es prometedor... había un asistente que tenía problemas para
administrar su ansiedad… tenemos que trabajar más duro… a la gente le cuesta
esto…
Yacque estaba lavando los platos y acomodando la
cocina, mientras Ángel disfrutaba su té frío sentado viendo sin ver televisión.
De repente, Yacque se pone a llorar y angustiada le dice.
-
Ángel, estoy sangrando.
Voltea rápidamente, brinca de la silla, coloca el vaso
en un sitio donde no se caiga. No recuerda si estaba vacío o lleno… no importa.
Se acerca y mira.
-
Coño Yacque estas botando sangre – comenta mientras ve el pequeño gran charco
de sangre en el que ella está parado.
Le acerca una silla, busca tranquilizarse… Ya no es
una mancha, es un charco, pequeño pero charco, y eso solo puede significar
problemas con Benjamín.
Por casualidades de la vida, ese día Alejandro José,
el hijo de su tía Elena se había quedado en la casa. Toma el teléfono y la llama.
-
Elena, tengo problemas con Yacque, está sangrando… Te puedo dejar a los
niños.
-
Sí Ángel, tráelos.
Llama a los niños y les dice que se pongan zapatos,
pues tiene que llevarlos a casa de Elena. Toma a Vero, que ya estaba dormida y
sale casi corriendo.
-
Negra voy a llevar a los niños. Mi vida ya vengo.
Eran cerca de las doce de la noche (00:00), y a esa
hora sale casi corriendo a llevar a los tres niños a casa de su tía, que vive a
una cuadra. Ya ella esperaba en la puerta. Los dos Alejandros entran y le pasa
a Verónica, que estaba dormida. Ella se queja un poquito y el le comenta que es
posible que se levante de mal humor, pues ella sabe que no se durmió en esa casa.
Elena pregunta por la situación. La hija mayor de
Elena, Chiquinquirá estaba presente. Ella vivió por tres años con ellos, y le
tiene mucho cariño a sus hijos. Ángel les comenta lo que pasa, y apurado se
despide.
En algún momento en medio del maremagno de emociones,
llamaron a la Suegra ,
informando a la familia lo que sucedía.
De una pequeña venta que hizo ese mismo día le
quedaban 90 BsF, que no había querido depositar, por lo que tenía un mínimo de
efectivo, por lo menos para desplazarse.
El suegro le dio la tarjeta de debito a su hijo Miguel
y este y Daniela salieron en taxi para la casa. De hecho, hablando con ellos
por teléfono, y dada la hora, acuerdan que en vez de irse directo al hospital,
pasasen por la casa a buscarlos. Igual era el tiempo que íban a tener que
esperar por el taxi en la casa, y ya ellos estaban en camino.
Yacque y Ángel no cabían de la preocupación. Ella
nerviosa y llorando y el “tratando” de enfriar sus pensamientos y acallando sus
sentimientos. En medio de todo esto, corriendo de un lado para otro de la casa,
pues tenían que preparar una pequeña maleta, por si acaso era necesario que ella
se quedara en el hospital.
Miguel y Daniela llegaron en el taxi. Ya estaban
afuera esperando. Ángel ayuda a montarse en el taxi a Yacque, cierra la casa y
salen a buscar respuestas. Ya eran las 12 de la medianoche.
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