lunes, 7 de enero de 2013

9 de Agosto de 2009 (domingo).



Cada día hay algo que hacer, y habiendo asumido el noble compromiso que implica la Lucha Política, uno siempre consigue con que “trabajar”.


La Lucha Política ha sido la obsesión de Ángel desde el 2002. Ambos están en eso juntos, el más inmerso, ella siempre a su lado. Ello ha implicado que cuando aumentan su participación, sus hijos sufren y su hogar también. Para ese momento, los niños estaban tomando unas merecidas vacaciones con sus abuelos paternos, que los llevaron a pasear por algunas partes de Venezuela.

Los niños debían llegar ese domingo y su hogar estaba hecho un desastre. Había que arreglar y limpiar. Es una casa grande. Era la casa de los abuelos de Ángel, que vino a ser comprada por el Padre de este, antes que su Abuela decidiese llamar a su Abuelo a la eternidad.



Se levanta temprano y sale al patio. Toma una escoba, una bolsa y el recogedor de basura. Saca la manguera, como casi todos los domingos y la conecta. Pone a regar las matas, y de cuando en vez se ayuda en la limpieza del patio con el agua de esta.

Yacque se levanta y dice que va a mover la sala.

-          Para que mi vida, si así esta bien – le dice Ángel.
-          Yo la quiero cambiar.
-          Nojoda, Yacque, con tantas vainas que hacer y tan poco tiempo y tú te vas a poner a mover la sala.
-          Lo hago yo sola entonces.
-          Hazlo sola entonces – le dice él molesto, ante el inconmensurable trabajo pendiente.

Yacque tenía varias semanas de embarazo, y ambos lo sabían, pero como ella es una mujer tan dura, Ángel se ha vuelto algo descuidado y no se percató del importante detalle.

Como cualquier papá que no tiene a sus hijos cerca, procuraban mantenerse en contacto con ellos, y con los padres de Ángel. Ellos se llevaron a los dos hijos y ya andaban con dos de los hijos de uno de sus hermanos paseando por Venezuela y trabajando. Les habían hecho la promesa de llevarlos a la playa, pero entre esto y aquello, se había vuelto difícil cumplir con la misma.

Ese fin de semana de procesiones, misas y limpieza concordó con el viaje a la playa, el cual fue atrasado hasta última hora. Bueno, los niños ya no llegarían el domingo, a lo mejor el lunes, pero igual a la casa había que dedicarle el día.

Quince días sin pasarle la escoba o hacerle un cariño. La dinámica, la dinámica de las vidas de uno, en las que uno cree que uno lleva las riendas y las riendas lo llevan a uno”, pensó Ángel.

En medio de las labores, barriendo, lavando, regando, moviendo, la otra dinámica, la política seguía en desarrollo. La amenaza de la asamblea de aprobar la nueva ley orgánica de educación, propuesta para el martes 11 de  agosto, había propiciado la movilización de la sociedad, que había convocado a un evento en la ciudad capital para ese día.

El régimen y sus lacayos, usando los recursos de todos y amenazando a todos, como ya se ha vuelto costumbre, tratando de imponer virtudes y criterios a garrotazos, ya no contra un hacendado, o contra un empresario, sino amenazando con tocar a la puerta de cada casa… No queremos hacerles daño a tus niños, solo queremos que piensen como nosotros impongamos y digan lo que nosotros aprobemos, más nada.



Y sin darse cuenta, entre coletos y cuentos de camino, cuando Ángel se acerco a la sala de la casa, se consiguió que lo único que faltaba por mover era la mesa. Todo lo demás ya lo habían movido Yacque, con Benjamín en su vientre.



La noche llegó, y ambos cansados, continuaron arreglando, doblando ropa, recogiendo cosas, para darle un aspecto agradable a la olvidada casa, que tanto les había dado y a la que tan poco le habían retornado.

Ya tarde en la noche, decidieron dar por concluido el atareado día, del atareado y movido fin de semana, que no era solo fin, sino comienzo también. El lunes vendría con nuevas noticias, nuevos asuntos, nuevos compromisos y nuevos retos, pero para ambos fue solo un día normal.

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